La magia de la cotidianidad
En este post voy a hablaros de cómo es un día cualquiera para MJ en Cancún. Mi vida cotidiana. Y de cómo en este año que llevo en Cancún he encontrado en la rutina cosas extraordinarias. Cosas que no había hecho nunca y que me han servido para encontrar la magia en la cotidianidad.
Vivir en Cancún
Cuando dices que vives en Cancún todo el mundo lo identifica con el paraíso. Sol, playa, palmeras, mojitos y relax. Y todo eso es cierto. Si estás de vacaciones.
Ya os he dicho en post anteriores que Cancún se ha convertido en un destino turístico de primer orden.
Hay muchas cosas que hacer. Sitios fantásticos para visitar, parques temáticos, actividades naúticas, artesanía. Muchas cosas ricas para comer.
De eso os contaré en el próximo post que estoy preparando. Cosas para hacer en Cancún cuando vengáis de vacaciones. Con niños, en familia o en pareja. Hay para todos los gustos.
Os daré «tips» que os puedan ser de interés y lugares que no os podéis perder. Y si me lo permitís hasta os acompaño y todo.
La vida cotidiana en Cancún
Pero hoy no voy a hablaros de que hacer en Cancún cuando vienes de vacaciones. Quiero contaros el día a día de vivir en Cancún. De lo cotidiano. De la vida cotidiana de MJ en Cancún.
No tenía en mente escribir este post. Pero ayer mi hijo el pequeño trajo de tarea hablar sobre “su vida cotidiana”. Contar que cosas hacía cada día. Y mientras él hacía la tarea se me ocurrió.
Además, muchos de vosotros me habíais preguntado varias veces como es mi vida aquí. Qué os aseguro no es estar de vacaciones. Y voy a intentar explicarlo.
Es verdad que lo cotidiano suele implicar cierta dosis de rutina. Nuestra vida diaria está, en parte, llena de rutinas. Sobre todo si tienes hijos. Y eso no es malo.
Consideramos extraordinario aquello que no hacemos con frecuencia.
Aunque a veces la rutina se puede convertir en algo extraordinario, mágico. Os lo aseguro.
Cuando yo vivía en España, mi día a día era bien distinto al de ahora. Completamente distinto diría yo.
Trabajaba fuera de casa, pero también trabajaba dentro. Dos niños pequeños, mi marido casi siempre fuera de España por su trabajo. El tiempo para mí no existía. No hacía deporte, casi no salía con amigas, no tenía tiempo ni para mirarme al espejo.
Pero no me quejo de aquello. Pese a todo me gustaba mi cotidianidad. Pese a todo me gustaba mi trabajo. Tenía a mi madre y mis hermanas, mis amigos y estaba en mi ciudad. Mi zona de confort.
Cuando llegué a Cancún, mi vida cotidiana cambió. Radicalmente.
Una vez que me adapté, que ya os dije que fue bien rápido, lo común y las cosas del día a día se volvieron extraordinarias.
Empecé a hacer cosas diferentes. Las mismas cosas casi todos los días, pero una rutina que yo no conocía. Empecé a ver la magia en la cotidianidad.
Un día cualquiera en la vida de MJ
El día empieza aquí muy pronto. Demasiado pronto. Los niños entran a la escuela a las 7.00 en primaria y a las 6.50 en Secundaria.
Desde las 5.45 empieza a sonar la primera alarma del despertador, luego a las 5.50, y así cada 5 minutos hasta que ya a las 6.05 salto de la cama. Me puedo permitir esa hora porque vivo al lado del colegio. Si viviera en la zona hotelera o en la playa tendría que levantarme a las 5 de la mañana.
Soy dormilona de siempre. Por naturaleza. Y me cuesta la misma vida ponerme en pie. Es lo que llevo peor. Los madrugones.
Todas las mañana resoplo,me digo que en cuanto deje a los niños en el cole vuelvo y me acuesto. Pero luego nunca lo hago, la verdad.
Una vez en pie y con un cafelito ya estoy despejada. Antes del café dice mi marido que es mejor no hablarme, por lo que pueda pasar. Yo creo que no es para tanto. Pero por el bien familiar, lo primero que hago es tomarme el café.
Luego preparo el «lunch» a los niños. Deben llevar un desayuno-almuerzo para el recreo. Yo sigo con la costumbre española y les preparo los bocatas de toda la vida. (tortas o molletes como le llaman en México).
Alguna vez, si no tengo pan, pues hago quesadillas o flautas de pollo del día anterior.
Me salen muy ricas. Es una fusión hispano-mexicana que me he inventado y que os enseñaré este fin de semana a prepararlas en un vídeo. (podréis verlo en Cocinando en Familia. El Blog de MJ).
A las 7 dejo a los niños en el cole y me quedo allí directamente a nadar. La escuela tiene piscina olímpica y dan clases de 7 a 8 de la mañana para los papás.
La natación ha sido para mí un gran descubrimiento. A mi edad….
Cuando llegamos a Cancún me apunté a natación a insistencia un poco de mi marido. Él quería nadar y le apetecía que hiciéramos algún deporte juntos.
Y a mí siempre me habían recomendado nadar por los problemas en mi espalda.
Le hice caso y me apunté. El no duró ni un mes. No le fue compatible con el trabajo.
Yo quise abandonar la primera semana. Pero aguanté. Y llevo un año!!!!!
Intento nadar todos los días, aunque a veces no puedo. Pero nunca dejo de nadar por flojera, como dicen aquí (pereza en España).
He descubierto que me encanta nadar. Algo que hago cada día, una rutina, se ha convertido en extraordinario. La magia de la cotidianidad.
Tenemos un excelente profe y un grupo estupendo. Algunos nadan desde hace muchos años y lo hacen fenomenal. Otros hacemos lo que podemos. Pero todos nos divertimos.
Esta rutina hace que siempre empiece el día con buen humor, escuchando buena música mientras nadamos y con la sensación de haber hecho algo bueno para mi salud. El deber cumplido.
¿A que os pasa cuando hacéis deporte?
Y gracias a este clima podemos hacerlo todo el año. Al aire libre. La magia de la cotidianidad.
Ya mismo me animo en alguna competencia y todo…….
Lo bueno que tiene el madrugar tanto es que a las 8.30 ya has hecho deporte, te has duchado (bañado se dice aquí), y ya estás lista para tomarte un pedazo de desayuno para recuperar fuerzas.
Incluso puedes tener la compra lista ya que los «súpers» abren todos a las 7 de la mañana.
Hablando de desayunos. Aquí en Cancún parte de la vida social se desarrolla en los desayunos. Todo el mundo queda para desayunar.
Las mamás del cole quedan para desayunar, reuniones de trabajo para desayunar, se cierran negocios mientras se desayuna, las españolas tenemos el Café de los miércoles (leed mi post anterior. Españolas en Cancún).https://www.elblogdemj.com/espanolas-en-cancun/
En fin, todo el mundo que puede convive en el desayuno.
Es una comida importante del día. No es como en España que tomamos café y tostadas. Un zumo de naranja a lo sumo. Y rápido. Bueno, salvo excepciones.
Aquí se desayuna abundante. Huevos, omeletes (nuestras tortillas francesas), chilaquiles, tacos, panes dulces, jugos, café y fruta. Y con tiempo. Nada de prisas. Un desayuno puede durar una mañana entera en algunos casos. La magia de la cotidianidad.
Yo suelo desayunar en la calle los martes o los miércoles, con las españolas. Algunos días desayuno con mi amiga Cris, que es fiel al café Antoniette a diario. Algún otro día con algunas amigas mexicanas o con mamás del cole.
En fin, lo que os digo. Si quieres vida social en Cancún tienes que aprender a desayunar en condiciones.
Luego, dependiendo del día, pues ya hago según qué cosa.
Los últimos de mes tengo que ir a pagar la luz, agua y teléfono. Toda una odisea hasta que te enteras. Tendría para escribir un libro sólo de anécdotas que nos han pasado a muchas de nosotras a la hora de ir a pagar estos servicios. O de enterarte cómo funcionan. No exagero. Os aseguro.
A mí me cortaron dos veces el teléfono y el internet antes de que me enterara cómo funcionaba.
Y con el agua pasa igual. La luz, si tienes de tarjeta tienes que ir a unas máquinas que hay en un Centro Comercial, rezar para que no estén rotas, y esperar la fila que te toque. Si se te pasa un día, pues también te la cortan.
Aquí no se domicilian los pagos como en España. No es lo normal. Porque luego si quieres quitar la domiciliación por lo que sea…..pues daría para escribir otro libro. Mejor no arriesgar.
En fin, resumiendo. Que se va una mañana o dos en hacer estos pendientes, como dicen aquí. A ésto no le he encontrado aún la magia de la cotidianedad, todo sea dicho.
Y luego, casi todos los días tengo que ir al «Súper». No es exageración. Casi todos.
Y no es que me haya vuelto “Súperadicta”. Me sigue gustando igual de poco hacer la compra. Pero no hay ningún sólo «súper» en Cancún en el que encuentres todo y todos los días.
En el que hay buena fruta no hay pescado o carne. No todos los días hay de todo. Si vas a por patatas, pues ese día no hay. O si te gusta una marca de algún producto, y te hace falta el día que haces la compra, pues ese día casualmente no la hay.
Además en todos los «súper»de aquí puedes retirar dinero. Si, si, como lo estáis oyendo amigos españoles. Es como un banco. Puedes retirar hasta 2000 pesos en cada compra (unos 100 euros). Sin comisión ninguna.
Así es que, no sé cómo me las apaño pero casi todos los días acabo yendo al «Súper.» A comprar o a retirar dinero.
Tengo que decir que a esta rutina tampoco acabo de verle la magia.
Y otros días, me paso la mañana en el ordenador o computadora escribiendo estos post. Y aquí si aparece de nuevo la magia de la cotidianidad.
En fin, que entre unas cosas y otras las mañanas pasan volando. Demasiado rápido.
Y a la una y cuarto todos los días termino lo que esté haciendo, me pongo el uniforme y la gorra de chófer y me voy al cole de mis hijos a formarme en la fila.
Y a partir de ese momento comienza mi etapa de mamá taxista-cocinera-profesora que dura ya hasta las 7 de la tarde.
Los niños terminan el cole a las 14.00 pero desde la 1.15 o 1.20 se empieza a formar la fila para la recogida. No se entra a pie o caminando a recoger a los niños (ya os dije que aquí no se hace nada caminando).
Se forma una fila y se va pasando con el coche a por los niños a la misma puerta del cole. Tenemos un cartel en el coche con el nombre de los niños y al pasar los llaman por un altavoz y salen. Así todos los días.
Se forman unas colas tremendas a la hora de la recogida, así es que yo prefiero irme con tiempo, los recojo pronto y así podemos llegar antes a casa.
¿Sabéis que hago esa media hora o más de espera?
Pues aprovecho para leer los cientos de wash app que no he podido en la mañana con tranquilidad, respondo correos, anotar cosas en la agenda…para ver vídeos. La magia de la cotidianidad.
Cuando salen los niños del cole ya comienza otro etapa diferente del día. Ya es dedicación absoluta a ellos. Vamos a casa. Comemos. Hacen la tarea.
Cuando vivía en España los niños comían en el cole. Entraban a las 9 y salen a las 5 de la tarde. Esto de preparar comidas todos los días es algo cotidiano que sí me está costando trabajo acostumbrarme.
Más que prepararlas pensar en menús sanos y nutritivos y fáciles de preparar.
Y es otra de las cosas a las que tampoco le encuentro aún la magia….aunque es cosa de ir practicando seguramente.
Pero mis hijos están felices de comer en casa todos los días. La magia de la cotidianidad.
Un TROYANO nunca se rinde. Una mamá troyana nunca se cansa.
A las 3.50 me vuelvo a subir al taxi y llevo al pequeño al fútbol a las 4.00. Vuelvo. Termino con el mayor de hacer su tarea. Volvemos a ir al «súper», que algo se ha olvidado seguro por la mañana. O a la papelería.
De nuevo al fútbol. Cambio un niño por otro. Recojo a uno y dejo a otro. Volvemos a casa. Tengo una hora y media hasta volver al fútbol de nuevo, así es que me pongo a preparar la cena y la comida del día siguiente. Luego a las 7 salgo de nuevo a recoger al mayor y de nuevo a casa.
Los dos están en el mismo equipo de fútbol, aunque en distinta categoría. Y a distintas horas.
El equipo del Colegio Alexandre, Troyanos. Su lema es “Un Troyano nunca se rinde”.
Por tanto, aplicado a las mamás creo que quiere decir. “Una mamá troyana nunca se cansa”. O algo parecido.
Así es que ahí vamos. A darle el último empujón al día.
Baños, cena y a las 8.30, cuando los niños se van a la cama os aseguro que estoy reventada. Reventada. Y me pregunto ¿ Pero qué he hecho?.
Si sólo me he levantado a las 6, he nadado una hora, he desayunado, he ido al «súper», he cocinado, he ido a por los niños al cole, he vuelto a ir al «súper», he ido al fútbol tres veces, he vuelto a cocinar, he escrito un post…y ¿estoy reventada?.
Debe ser el clima caribeño…
Estoy para irme a dormir con ellos!!. Y eso es lo que hago cuando mi marido está de viaje. Directamente a la cama.
Bueno, la verdad es que antes intento leer un rato, pero al final acabo casi siempre revisando mi teléfono.
Aunque os parezca mentira, en esas horas de la tarde que he estado de taxista y cocinera tengo más de 200 mensajes acumulados que tengo que leer antes de irme a dormir.
Antes, cuando vivía en España y acostaba a los niños me quedaban por delante aún tres o cuatro horas de trabajo en el ordenador.
Casi todos los días hasta las 12 o 1 de la mañana para acabar el trabajo que no había podido hacer en la tarde y para solucionar problemas.
Ahora, gracias a Dios, mi único problema es pensar en la comida del día siguiente y en que mis niños no se pongan malos y sean felices aquí.. La magia de la cotidianidad.
Así es que ya veis. Para los que pensáis que vivir en Cancún es todo glamour, estar todo el día en la playa y tomando mojitos, siento haberos decepcionado.
Eso lo dejo para cuando vengáis a visitarnos.
Así es mi día a día, nuestra vida cotidiana. Pero no puedo quejarme.
En este año que llevo en Cancún, he encontrado en lo cotidiano cosas extraordinarias. Cosas que no había hecho nunca y que me han servido para saber encontrar la magia en la cotidianidad.
Me reservo para el próximo post las cosas especiales que estamos haciendo y las que podréis disfrutar cuando vengáis a Cancún.
Mientras tanto os animo a que intentéis hacer magia de la rutina.
La magia de la cotidianidad.
En Córdoba o en Cancún.
Que paséis un bonito día.
Me ha agradado este artículo, muchas gracias por compartirlo y sigue así.