LA CASITA DE LAS PRINCESAS

A veces sentimos que lo que hacemos es solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.

Madre Teresa Calcuta

El origen

Erase una vez, allá por el año 2008, que una mujer, con las ideas muy claras y una firme convicción y determinación decide construir una casita.

Pero no vayáis a pensar que una cualquiera, no, no.

Sería una casita con unos fuertes cimientos y una estructura muy sólida pero también muy hermosa porque iba a ser destinada a unas maravillosas princesas y a sus familias.

Esta mujer no estaba sola. Contaba con la ayuda y el apoyo de su familia, de voluntarias fundadoras y de un grupo de la Orden de Malta y con la Parroquia San Juan Bosco donde se iniciaron las operaciones.

Con todo este equipo trabajando conjuntamente, con el apoyo posterior y la alianza de Ciudad de Miami, pero sobre todo con mucha ilusión, amor y con la protección de la Virgen María se pudo poner en marcha la Fundación La Casita.

Esta mujer pensaba que si se formaba a la mujer se podría transformar el mundo. Y para ello había que empezar por fortalecer la dignidad de las mismas.

Las mujeres que entraran en La Casita, casi todas en situación vulnerable y formaran parte de cualquiera de sus programas de ayuda y actividades se convertirían en Princesas. Pero no las Princesas de cuentos con sus vestidos maravillosos y que esperan que llegue el príncipe para el final feliz.

En Princesas porque tendrían que aprender a quererse, a valorarse, a cuidarse.

En definitiva a VIVIR CON DIGNIDAD.


Sólo de esta manera serían capaces de construir un futuro sobre una base de valores éticos que luego trasladaran a su familia y a su comunidad.

Las Voluntarias

Para ayudar a las Princesas a conseguir este objetivo, era necesario que hubiera otras mujeres en La Casita qué, de manera voluntaria, prestaran su ayuda, conocimientos, experiencia, o simplemente su compañía y tiempo en proporcionar herramientas y habilidades necesarias para su capacitación integral, tanto en el trabajo, como en formación humana y en la familia.

Así nació el equipo de Voluntarias del Programa Principal.

Durante tres días a la semana las Princesas pueden estar en talleres de varios tipos, manualidades, cocina, costura, cuidado personal, inglés, entre otros muchos, así como distintas charlas de formación en valores.

Sábados de Familia

Para complementar todo este trabajo, se crea el Programa Sábado de Familia.

Estos días La Casita se llena con la familia de las Princesas, hijos y nietos que acuden a pasar una mañana de convivencia en actividades diversa.

Siempre recordando los pilares en los cuales se sustenta la misma como son la dignidad de la persona, la excelencia en el trabajo y la importancia de la familia en la sociedad.

Y también se llena de chicos y chicas jóvenes de High School e incluso de Middle School que acuden como voluntarios de apoyo para estar con los hijos y las hijas de las Princesas, colaborar y tener la oportunidad de solidarizar con los que más lo necesitan.

Hace apenas un mes tuve la suerte de conocer la Casita, a la mujer que la construyó y a las maravillosas mujeres voluntarias que hacen posible que este INCREIBLE PROYECTO siga siendo posible.

Y he tenido la suerte de estar en dos Sábados en Familia, de conocer a la mayoría de las Princesas y a sus familias, de convivir con todos ellos, de haber puesto mi humilde gotita en el océano, como decía la Madre Teresa de Calcuta.

Y además he disfrutado mucho. Os aseguro que yo me llevo mucho más de lo que doy.

Todos podemos ayudar, compartir parte de nuestro tiempo y de nuestros recursos con aquellos que son menos privilegiados que nosotros. Lo que pasa es que a veces necesitamos que nos lo recuerden.

Gracias Bertha y gracias Cris, por darme la oportunidad de entrar en esta hermosa Casita y de conocer a tantas personas maravillosas, las Princesas, sus familias y las Voluntarias y Voluntarios que hacen posible que esto funcione.

Y COLORÍN COLORADO…

.. ESTE CUENTO NO SE HA ACABADO.

Esta Casita necesita seguir creciendo, conseguir más recursos, donaciones, voluntariado, aportaciones del tipo que sea para que las Princesas puedan seguir siendo Princesas todos los días.

Te animo a que conozcas a Bertha, La Casita y a las Princesas.

Luego ya tú decides.

Hazme caso. No te vas a arrepentir.


La vida a veces duele, a veces cansa, a veces hiere. No es perfecta, no es coherente, no es fácil, no es eterna; pero a pesar de todo, la vida es bella.

LA VIDA ES BELLA
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